El Polvorilla es un clásico de la restauración burgalesa.
Castizo, entrañable, lugar de encuentro para burgaleses y foráneos alrededor de una buena cerveza o un buen vino de la Ribera del Duero, exquisito complemento de las tapas.
Fundado a principios de la década de los años 30, es referente obligado para reuniones, tertulias de cazadores, políticos, actores, poetas y toreros.
En su tránsito a distintas zonas de la Península, el Restaurante Polvorilla era y ahora sigue siendo sitio señalado como parada obligatoria.